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Decisiones en spanish para babel

Revisado: 2016-03-17

Algunas de las decisiones tomadas en el estilo para español causan cierta sorpresa y a menudo se pregunta por qué spanish ha decidido alterar el comportamiento de lo que se considera el estilo estándar de LaTEX. La razón en todas es simple: se trata de adaptar LaTEX a las convenciones ortotipográficas hispanas, lo que conlleva eliminar aquellos aspectos que más claramente evidencian la influencia de las normas angloamericanas en las que basan los estilos estándar y otros muchos. Igual que cada lengua tiene su ortografía, también tiene su ortotipografía.

Ciertos puntos estilísticos dependen, en realidad, del diseño del libro, pero es claro que el punto de partida (los ajustes predeterminados sobre los que crear ese diseño) ha de ser un estilo conforme a las reglas más habituales y tradicionales en español. El estilo spanish ofrece muchas posibilidades de reconfiguración (puede que sea una de las lenguas de babel más abiertas en este aspecto), por lo que los ajustes necesarios para un cierto estilo pueden llevarse a cabo con relativa facilidad, como se explica en el manual y en:

Traducción de table como cuadro

A pesar de su similitud, el inglés table no es el español tabla (se trata de falsos amigos, es decir, palabras similares en dos lenguas pero con significados distintos). Las definiciones de Academia de estas palabras son:

Cuadro: Conjunto de nombres cifras u otros datos presentados gráficamente de forma que se advierta la relación existente entre ellos.

Tabla: Cuadro o catálogo de números de especie determinada, dispuestos en forma adecuada para facilitar los cálculos.

Tradicionalmente, y aún sigue siendo una costumbre mayoritaria, el nombre empleado en español para las partes de un libro o un texto que muestran datos de forma gráfica es cuadro, como queda reflejado en las obras de tipografía de Morato, Martínez Sicluna o Martínez de Sousa. Como se puede ver de la definición, una tabla es un tipo de cuadro. En cierto modo, se puede decir que cuadro es a tabla lo que en LaTEX table es a tabular, por lo que un libro puede contener un cuadro que sea, digamos, la tabla de multiplicar. O dicho en otras palabras: cuadro va a la función y tabla a una cierta disposición.

La creencia de que cuadro no es más que una forma marginal y desusada se da sobre todo en matemáticas, física e informática por una razón doble: muchos cuadros son tablas y la influencia del inglés es muy notable. En ciencias sociales o de la vida y en obras de referencia la forma predominante sigue siendo la tradicional en español, es decir, cuadro. A pocas personas de historia se les ocurriría, por ejemplo, hablar de una tabla con la dinastía de los Austrias. Aunque Google no demuestra nada, puede ser ilustrativo: a 2007-03-17 y en páginas en español, "cuadro 20" da 91.100 resultados y "tabla 20" da 66.500.

Números romanos en versalitas

Aunque si retrocedemos varios siglos podemos encontrar números romanos en minúsculas en textos españoles, en los siglos XVIII y XIX, cuando se fijó buena parte de la actual ortotipografía, los números romanos en minúsculas desaparecieron para dar paso a los números en versalitas, es decir, letras con la forma de las mayúsculas y de tamaño similar a las minúsculas.

El Diccionario panhispánico de dudas de las Academias de la Lengua (2005), sanciona las versalitas en los números romanos y censura las minúsculas: «Aunque en texto antiguos se usaban a veces las letras minúsculas paras representar lo números romanos, hoy deben utilizarse letras con forma mayúscula. Cuando se refieran a sustantivos escritos en minúscula, se recomienda escribirlos en versalitas» (números, 3.1_a_).

La Ortografía del 2010 de nuevo cambia de criterio (el tercero en poco más de un decenio años, pues en 1999 tenía otro) y considera admisible las minúsculas en los textos jurídicos y científicos (p. 657), pero no en otros casos, por lo que la norma general, que es la aplicable en un estilo estándar, se mantiene: la minúscula es tan falta de ortografía como, por ejemplo, tras punto.

Buena parte de la culpa de este anglicismo, las cosas como son, la tiene LaTEX. En libros de matemáticas anteriores a los años sesenta y setenta es difícil encontrar esta práctica, pero los matemáticos, en textos más recientes, lo usan porque así viene en LaTEX, siguiendo los convenios el inglés americano.

Marca decimal

Tal vez una de las funciones de la versión 4 que más apoyo recibió y que al tiempo es una de las más controvertidas. Al cargar spanish, el punto en una fórmula se interpreta como un marcador decimal genérico, de manera que puede adoptar la forma de punto o de coma sin apenas cambios en el documento.

El objetivo de esta marca decimal genérica es doble:

1. No hay unidad sobre la marca decimal en el mundo hispanohablante, pues la coma es habitual en España y Cono Sur, mientras que el punto es más frecuente en México y los países del Caribe.

2. La coma tiene una función asignada en matemáticas como separador en enumeraciones, mientras que el punto no tiene usos reales en español (recordemos que los miles deben separarse con espacios finos). Como la coma en su función principal no sirve para el decimal, ya que añade un espacio detrás, se puede hacer que el punto sea una marca decimal genérica y que se comporte correctamente como tal, sea cual sea el signo elegido.

No sería el primer caso que LaTeX dé un comportamiento como el que da spanish al punto: por ejemplo, el apóstrofo en matemáticas no da ese carácter, sino que se convierte en una prima.

El hecho de que la marca decimal sea única y que funcione como marcado lógico y no visual, ayuda al intercambio de documentos de un país a otro cuando tengan diferentes prácticas al respecto, y la elección del punto ha resultado ser especialmente adecuada, pues Ortografía del 2010 claramente apuesta por el punto como signo para los decimales.

Apartados

La primera versión del actual spanish (por entonces llamado spanishb), establecía itemize con rayas, que es lo más habitual. Sin embargo, dado que se objetó que la raya puede confundirse con el menos, se cambió a otro esquema basado en topos que evitaba la semirraya (signo ajeno al español) y el punto centrado.

El esquema actual es en buena medida arbitrario, como también lo es el original de LaTEX, pero al menos se evitan las idiosincrasias originales, extrañas incluso en inglés. Un último paso se dio con un esquema alternativo, ya que el cuadradito del primer nivel no ha sido del agrado de algunos usuarios del estilo.

Traducciones de los índices

Por desgracia, no existe un referencia mínimamente oficial que facilite una terminología unificada. Por ejemplo, índice de materias lo usan algunos para el sumario de capítulos, mientras que otros lo aplican al índice alfabético final; por ello la he descartado. El DRAE dice que tabla es el «índice de materias en los libros» aunque modernamente no ha tenido uso alguno (sólo antiguamente) ni tampoco aclara más. También es arcaico tabla de contenido, aunque la fórmula más escueta de contenido me parece mejor.

En todo caso, no debería ser de contenidos (en plural), que es un crudo anglicismo. Tal vez índice general es lo que más se usa, así que a él me atengo salvo en article, donde se compone como sección y por tanto resulta algo ostentoso. (Al contrario que en inglés, en castellano el índice por antonomasia es el general.) Otras posibilidades serían índice temático o índice sumario.

Para el índice alfabético hay quien ha empleado índice de materias aunque parece que índice analítico tiene más seguidores. Pero estrictamente hablando, ninguno de los dos es apropiado, ya que estos índices no solamente suelen incluir materias, sino también nombres. Con un paquete para diferenciar varios tipos de índices podemos indicar si es de materias (analítico) o de nombres (onomástico). Creo que índice alfabético es ajustado y preciso y me parece lo mejor.

Obsérvese igualmente el uso de las minúsculas de modo predeterminado, que se corresponde con la práctica tradicional.

Sobre el autor

Soy básicamente un tipógrafo técnico y ortotipógrafo al que le apasiona la programación de computadoras y que procede del campo de las ciencias. He participado como autor en dos manuales de estilo (una radio y una empresa eléctrica), he escrito artículos para varias revistas de estilo y español (Panacea, Donde dice…, Español Actual), he publicado en Trea Tipografía y notaciones científicas, he coordinado la 19.ª edición del Manual de español urgente y colaboré con Real Academia Española en la edición del 2010 de la Ortografía. He sido siete años miembro del jurado de la fase española del Concurso Hispanoamericano de Ortografía (2009-2015).

Sobre el estilo spanish

Para su desarrollo he tenido en cuenta las obras clásicas de tipografía (Morato, Martínez Sicluna, Ramos Martínez…) y he investigado en multitud de tratados científico-técnicos y de otras materias para ver el uso real de las diferentes normas y términos aplicados en la práctica.

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